Un día de diciembre afirme:
¿realmente necesitas a alguien que este contigo?
Y la única respuesta lógica que encuentro a esa pregunta es:
Ninguno de los hombres con los que tropiezo cada cierto tiempo lo ofrece, ninguno me lo puede dar, no es culpa de ellos, soy yo.
Siempre me gusto huir con los ojos cerrados y caer en abismos muy profundos sin un aparente regreso. Siempre regreso, sin dar explicaciones o justificaciones.
Tres meses después todo lo que pienso:
Esta vez todo eso a quedado atrás, esta vez quiero y deseo quedarme, con miedos, placeres y sentimientos que impiden pensar.
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