Una respuesta a ellos:





Cada que este cerebro decide ahogarse en dopamina, esa dopamina segregada por las ganas de seguir esa teoría de correspondencia, mi familia imaginaria, los patrones y rasgos de conducta, sociales y culturales tan parecidos el uno con el otro.

Esa dopamina que me deja pensar que toda la arrogancia, egolatría, patanaría, ese nivel pretencioso y engreído, con ese nivel casi perfecto de inteligencia, de buen gusto cultural, de notas musicales agradables, asfixian por segundos a este cerebro, lo mantienen en estado sórdido y bloquea todo razonamiento lógico... son solo segu
ndos, segundos suficientes para morir de locura, regresar de ella y sentir felicidad.




Imagen: Jennifer McConnell